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"'Ay de aquellos que reduzcan la explicación de un fenómeno adverso a una sola causa, porque omitirán ( y por tanto, no corregirán) las n-1 razones restantes que también contribuyeron a ello" (ANTONI BALTAR)

domingo, 25 de mayo de 2008

Eurovisión 2008

Aunque lo cierto es que paso ampliamente del festival de Eurovisión, este año tenía mucha curiosidad por seguirlo - después de tenerlo olvidado durante algunos años - a causa del revuelo que se ha montado con el personaje este, Chikilicuatre. Así que a las 9 de la noche del sábado sintonicé TVE, traicionando de alguna manera mis principios, porque como melómano que soy, hay dos cosas que odio con todas mis fuerzas: los filmes musicales - y el sobrevaloradísimo "Moulin Rouge" no es una excepción - y las canciones horteras, en particular si llevan una coreografía específica asociada. Ejemplos claros de esto son el "Chiki-Chiki", "Saturday Night" y "La Macarena" (aunque en algunos casos como este último citado los artistas son ajenos a los manejos que se hacen con sus canciones). No soporto tampoco a Fran Perea, Miguel Bosé, Alejandro Sanz y Emilio Aragón. En general, me asquean los aprovechados: algunos fueron cantantes para adolescentes, se aprovecharon en su día del fenómeno fans y ahora me van de "artistas" - caso de M.B. y A.S. -; otros aprovecharon su fama previa, porque de no ser populares previamente no les hubieran sacado un disco ni pagándolo de su bolsilo - caso de F.P. y E.A. -. No venía mucho a cuento declarar todo esto, pero este es mi blog y es el lugar idóneo para desahogarme. Los que me conocéis un poco deberíais saber ya que Risto Mejide es una compasiva hermanita de la caridad comparado conmigo...



Pues eso, siendo Eurovisión caldo de cultivo de lo hortera, mi esfuerzo en seguir el festival debe valorarse en su justa medida. Eso sí, reconozco que siempre me ha fascinado el momento de las votaciones, con esos intensos instantes en que los jurados proclaman aquello de "Irlande, douze points. Ireland, twelve points". Pero volviendo a la música, los temas que se interpretan en Eurovisión se pueden clasificar fácilmente en una de las siguientes categorías:




1) baladas insufribles: canciones lentas, de amor, aburridas y agónicas, que suelen ser interpretadas por una gorda o bien por un guaperas. Portugal suele enviar este tipo de temas y así le va en la clasificación, año tras año. Es que no aprenden...



2) horteradas: como la balada insufrible, pero de tempo más rápido y con más ritmo. Casi siempre contienen algún componente friky ( ver punto 4). Suelen ser las vencedoras finales. Sin ir más lejos, la canción ganadora de este año pertenece a esta categoría.



3) pachangadas de discoteca: de alguna manera son un subgénero de la horterada, pero merecen capítulo aparte porque abundan. Ritmo 4/4, bombo machacón, y con melodía inexistente, o bien demasiado evidente y facilona. Si algún DJ se atreviese a programar una canción de estas en un club house, no saldría vivo de la cabina. El intérprete suele ser un pibón, con vestido imposible, que se rodea de los típicos 4 bailarines de siempre (jo, tantas especies en peligro de extinción, y estos en cambio se reproducen más que los conejos. Ya se sabe, mala hierba...). La coreografía de ellos es calcada a cualquiera de las que utilizaba Raffaella Carrá en sus shows, y la de ella es más propia de un prostíbulo o de un cabaret que de un festival de canciones, que para colmo siguen muchos niños. Suelen hacer fortuna en la clasificación. Ejemplos, las canciones de Ucrania y Grecia de este año, que quedaron en segunda y tercera posición respectivamente. Coincido con Uribarri: la intérprete ucraniana, Ani Lorak, queda proclamada Miss Eurovisión 2008.


La potente Ani Lorak

4) frikadas: es el género que está devolviendo a Eurovisión cierto interés. Desde que hace un par de años, unos tales Lordi, finlandeses, ganaron el Festival interpretando una canción de heavy-metal vestidos como si fueran orcos en El Señor de los Anillos, se ha abierto la puerta de par en par a rarezas varias. ¿En qué consiste el estilo friky? Yo lo definiría como "excentricidad con toque hortera". Ese toque hortera puede ser ligero o absoluto, y puede afectar a a la música, vestuario o escenografía. En este cajón de sastre caben un montón de variantes, desde como no, el infumable producto televisivo Chikilicuatre - el summum de lo hortera: música, letra, vestuario, coreografía - hasta interesantes y auténticos artistas como Sébastien Téllier (Francia), o Laka (Bosnia y Herzegovina). Téllier ha girado como telonero de Air , y su reciente tercer álbum, "Sexuality", ha sido producido por Guy-Manuel de Homem-Christo, uno de los dos miembros de Daft Punk. Un moderno, vamos.





Sébastien Tellier


Laka en plena actuación en la semifinal


Os preguntaréis, ¿alguna vez ganan buenas canciones? Mmmm, sí, ABBA venció con "Waterloo" y años mas tarde, Israel fue campeona con "A-Ba'-Ni-Bi". Por cierto, Israel... ¿Qué pinta este país en un festival EUROPEO? ¿Y Azerbaiyán? Ya puestos, invitemos a Jamaica, y habrá más color...

Pues eso, me planté delante de la tele, deseando sin ningún pudor una sonora y aplastante derrota del engendro Chikilicuatre. La verdad es que durante semanas había huido conscientemente de la canción, evitando escucharla, aunque finalmente me fue imposible esquivarla - yo creo que me estaba buscando ella a mí, la muy cabrona - , y escuché unos compases, suficientes para saber que consistía en un reggaetón, que en su letra contenía instrucciones específicas para ser bailado, además de "ingeniosas" referencias a temas políticos de cierta actualidad. Lo tenía todo, vamos...


Así que ver a esta criatura derrotada y humillada era mi única motivación. Total, mi país europeo favorito, Andorra, había sido eliminado en semifinales. Otro que también me cae simpatico, Malta, también estaba eliminado. Liechtenstein ni siquiera participa, y Letonia, que también me tira, me superaba con su estética pirata. Ya, muchos me diréis que es todo una broma, y que la gente eligió a Chikilicuatre como representante de España en cachondeo y como ironía anti-Eurovisión. Veréis, yo soy un escéptico. Y por ello no me creo nada, y dudo mucho del sentido del humor de la gente y no digamos ya de su capacidad para la ironía. Así que sospecho que a quienes han votado al Chiki en My Space en el fondo les gusta su canción, y esperan ilusionados que lleguen esas bodas a las que están invitados esta primavera-verano para poder lanzarse a la pista y poder hacer el maiquelyason y el robocó... Además, aunque Andreu Buenafuente, como buen catalán, me parece un espléndido humorista y showman, a años luz del insulso presidente de su cadena - hoy recibe dos veces, jejeje - , no soporto que se le ría cualquier gracia, y que encima con la excusa de la bromita La Sexta, Mediapro, Publiseis, El Terrat y TVE se estén llenando los bolsillos.



Un buen gin-tonic para amenizar el certamen,
con su imprescindible rodaja de lima, sus hielos de
Solán de Cabras y unas gotas de Angostura



Ya estábamos en el momento de las votaciones. Hasta entonces, poca cosa a destacar. Si acaso, hay que reconocer el bonito escenario, la impecable realización televisiva, la gran cantidad de banderitas de Israel y Grecia que ondean entre el público. ¡Oh! Y la bella rubia reportera serbia, que animaba los tiempos muertos desde la calle, y creo que ejerció tambíen de portavoz de los votos serbios. He buscado un rato en el Google y no hay manera de encontrar sus fotos; si alguien lo consigue que me las envíe, que las publicaré... Vamos con las votaciones. Observo un cambio respecto a la última vez que seguí el festival, y es que para ahorrar tiempo se desvelan los votos de menor puntuación de una sola vez, y se reservan la comunicación de los destinatarios de los 8, 10 y 12 puntos para "dar emoción". Es comprensible ese recorte, porque se ha decidido que voten todos los países participantes, incluidos los que no están en la final, así que son 43 países votando en total, que no es moco de pavo...


Y aquí empezó el show de Uribarri. No dudo de la experiencia de este hombre, ni de sus conocimientos y estadísticas sobre Eurovisión y los entresijos de sus votaciones, pero sus intervenciones empezaron a irritarme. ¡Lo acertaba todo! Claro que no tiene tanto mérito, porque sin experiencia ni estadísticas que te apoyen, la teoría de la probabilidad viene en nuestra ayuda: cada país vota a otros 10, sin poder votarse a sí mismo. Si de entrada se revelan 7 de ellos, y quedan 3, lo más probable es que los 3 restantes sean aquellos que en esos momentos van en cabeza, excluyendo obviamente a los 7 que ya han sido votados. Con esta simple técnica adiviné casi tantos votos como Uribarri, e incluso en alguna ocasión le ridiculicé. Pero no deja de ser irritante que este señor vaya de sabelotado, dejándonos en casa sin el placer de tratar de adivinar los votos sin tener que escuchar cada vez su "claro, claro, ¿ven, como ya se lo decía yo?".Y por cierto, el festival se emite pregrabado, así que tengo mis dudas si Uribarri no realiza sus comentarios desde el entorno privilegiado del pasado, conociendo los resultados. Pero aunque no sea así, me resultó igualmente petulante e insoportable la actitud sabionda de este presentador, gurú de Eurovisión metido a pitonisa por un día...



Indignado con el pitoniso Uribarri. Los gin-tonics
han hecho su efecto...

Como era de esperar, mis favoritos se pegaron un sonoro batacazo. Bosnia-Herzegovina y Georgia quedaron al menos en unos dignos 10º y 11º puestos, respectivamente, pero Francia sólo consiguió un 18º, por debajo incluso de España. Por cierto, es de justicia que diga que, escuchadas las 25 canciones finalistas, el "Chiki-Chiki" me parece de lo mejorcito que había, y casi hubiera sido un honor quedar el último, teniendo en cuenta quiénes y con qué ocuparon el podium. Reino Unido y Alemania últimas, vaya, vaya. Muy fuerte, dos de los Big Four (*) en la cola. Y España y Francia, los otros dos, muy cerca de ella. Siempre he pensado que Eurovisión lo tenía que ganar Reino Unido un año sí, y el otro también. ¿Acaso no es la cuna del pop comercial? ¿De dónde salieron los Beatles, Stones, Police, Pretenders, Specials, Joy Division, Smiths, Depeche Mode, The Cure, Magazine, The The, Human League, Simple Minds, Tricky, The Clash, Massive Attack, Portishead, y un enorme etcétera?

En su lugar, ganó Rusia, con la canción "Believe". Los rusos debían tener muchas ganas, pues el intérprete, Dima Bilan, ya había participado en 2006, quedando segundo en aquella ocasión. Pero la verdad, me froto los ojos, y sobre todo los oídos, y no entiendo como este aprendiz de Enrique Iglesias ha podido ganar, sobre todo teniendo en cuenta que salió al escenario acompañado de un colgao que hacía ver que tocaba apasionadamente un violín - al parecer era un Stradivarius auténtico - y, ¡atención!, de un patinador sobre hielo que parecía el hermano feo de Adrien Brody (**)... Más friky, imposible. Chikilicuatre es un dandy comparado con los dos comparsas con que compareció el amigo Dima.




Dima Bilan y sus muchachos


El "apuesto" patinador ruso

Y después, como necesario colofón, permanecí en TVE para ver el típico programa especial en el que comentan la jugada. No aguanté demasiado, la Raffaella estaba empeñada en repetir una y otra vez que España había creado un precedente que será imitado en el futuro por los demás, elegir su representante a través de My Space. Es indignante que se dilapide el dinero público de esta lamentable manera. Como invitando Boris Izaguirre, que no entiendo que pintaba en este programa pretendidamente musical. Se dedicó a lo que mejor sabe hacer, acaso lo poco, cacarear y mostrar su plumaje. Este personaje ha sustentado su fama y fortuna en su participación como colaborador en "Crónicas Marcianas", siendo su principal aporte al programa la exhibición reiterada de su micropene. Ello le ha dado hasta para escribir una novela, que ha sido finalista del pasado premio Planeta.


Hasta el sábado, un ejemplar de tal obra - obviamente regalada por el editor - descansaba sobre mi mesita de noche desde hacía meses, pues había sido incapaz de pasar de la segunda página. No soy homófobo, pero nunca he soportado a las locas. Y el sábado noche decidí que no le daré una oportunidad al Boris escritor hasta que no dignifique su conducta. Esa dignificación no consiste en volverse heterosexual, sino en dejar de ir soltando plumas por los platós de las televisiones. Así que "Villa Diamante" descansa ahora sobre el suelo de mi dormitorio, esperando darle destino, que en estos momentos se debate entre ser devuelta a la editorial o perecer en el fondo del cubo de la basura. Oh, debería ser reciclada, lo sé, pero ¿ acaso no sería ese un final demasiado lujoso para el libro?




(*) así llamados por ser los principales miembros de la UER ( Unión Europea de Radiodifusión) y los mayores sustentadores económicos del festival; por ello, tienen el privilegio de acceder directamente a la final. Por cierto, al menos España ya ha recibido "un toque" por parte de la UER para que suba la calidad musical de su canción el año que viene


(**) el maromo de Elsa Pataky, para los despistados

3 comentarios:

Nacho Cembellín dijo...

Plas!, plas!, plas!.... me ha encantado tu crónica sobre Eurovisión. Increible ejercicio de autocontrol tragarse semejante evento... yo por supuesto no me enteré de lo que pasó hasta ayer mismo.

Nostromo dijo...

Nacho,

para eso eran los gin-tonics, para aguantar! :-)

Anónimo dijo...

hola toni, tuñí al habla.
semanita de vacaciones antes de incorporarme a Proximia bcn.
saltó la sorpresa, aunque para mi ya era muy duro aguantar según que cosas de según quién.
cuando quieras charlamos con la calma y nos contamos nuestros próximos retos deportivos y demás
un abrazo amigo.